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domingo, 4 de agosto de 2013

John Scott J. (M.B.E.). For the sake of The Grange

Hace una semana la comunidad Grange despedía a uno de sus hombres Monumentales como tan bien lo dijo mi primo Alfred Cooper, quien ofició las emotivas ceremonias religiosas en homenaje al gran John Scott Jackson (M.B.E).

Con Shannon en su Graduación
Les cuento que soy una persona que cree en Dios y cree en sus señales.

Cuando los hijos, nietos y cercanos a Mr. Scott llevaban el féretro hacia el exterior del Assembly Hall, después de esa Misa tan increíblemente emotiva, fui testigo de una de estas señales divinas.

Cantábamos la canción del Grange que consta de tres estrofas, las dos primeras terminan con "For the sake of the School" y la final termina con "For the sake of the Grange". Pues bien, yo estaba parado al lado del pórtico de salida del Assembly Hall y me impresionó de que en el momento exactísimo en que Mr. Scott salía por última vez del Assembly Hall, se cantó ese emotivo "For The Sake of the Grange" final.

Anteayer le pregunté a John Scott, hijo, si él había manejado ese "timing" tan perfecto, y me dijo que no.

Para mí fue una señal que nos envió Dios y, muy probablemente, secundado por los otros dos hombres Monumentales de la historia del Grange School. John Jackson, el fundador, y Graham Balfour su leal compañero de ruta.

Conocí a John Scott Jackson desde que yo era niño. Primero como alumno del Grange y también por mi amistad desde joven con su hijo, John Scott M.

Mr. Scott era un descendiente de Británicos, nacido en Valparaíso, tremendamente simpático, buena gente con todo el mundo y de bajo perfil. Nada de lo que hacía en su trabajo en la administración y finanzas del Colegio, ni como profesor de deportes, en mi época de alumno del Grange, hacía presumir de que era sobrino de Mr. Jackson, el fundador del Colegio. Estaba siempre presente, serenamente, en todas las reuniones, importantes o no, y en las ceremonias de premiación de fin de año.

Y así fue toda su vida, la que dedicó generosamente a su querido Grange School, del cual era ex alumno. Por esto, fue condecorado por La Reina con la importante distinción Member of the British Empire (M.B.E.).

Las múltiples reflexiones de los que lo conocieron de cerca y que se escucharon en la Misa del día Sábado, la Misa fúnebre del día Domingo y en el Parque del Recuerdo me hicieron recordar a mi padre, quien partió hace ya muchos años.

El señor Montengro, Gerardo Lederman, Johnny Scott, Jimmy Cowan, el actual rector del Grange, Rachid Benammar, Bernardo Nun, Stephanie Scott, Claudio Cabrera y, por supuesto, las magníficas prédicas del Reverendo Alfred Cooper, retrataron certera y cariñosamente a este gran hombre.

Digo que me recordó a mi querido padre por lo que escribió de él, hace ya muchos años, uno de sus amigos cercanos, conceptos maravillosos que creo también son plenamente descriptivos del inolvidable John Scott:

"Fue un caballero británico, nacido en Chile, con las muchas cualidades y los pocos defectos de tal".

"Lo era, no sólo porque sabía usar los cubiertos en una mesa o presentarse en un salón sin las manos en los bolsillos o levantarse cuando llegaba una dama, sino en el mejor y más profundo de su hombría de bien; de su tolerancia con los demás; de su educación y buen modo, que le permitían alternar con igual simpatía con los humildes y los altamente colocados; de su honestidad de pensamiento y actuación; de su sentido del humor y de su falta de pretensiones y vanidad".

"Asimiló las enseñanzas de los viejos maestros que obligaban a cumplir las tareas de cada día, azotando duramente con sus varas, si era necesario. Los que enseñaron que el carácter y el buen sentido valen más que el brillo intelectual, y que la serenidad, como dijo el poeta, ante las dos impostoras, el triunfo y la derrota, es lo que distingue al hombre verdadero".

Luego de acompañar a Mr. Scott hasta la puerta del Colegio en Avda. Príncipe de Gales, procesión encabezada por un grupo de gaiteros escoceses, me encontré con Álvaro Fisher, compañero de la Promoción 1969, y su hija Daniela, quien había sido guardia de honor de Mr. Scott en las ceremonias.

Álvaro nos dijo que él sentía que esa tarde se había construido una pieza importante del Grange y escribió para nuestros compañeros una descripción de la ceremonia y algunas reflexiones que aquí comparto..

Creo que la reflexión final de Álvaro lo dice todo, por lo que la comparto en forma especial:

"Mi personal reflexión fue que en esos largos y emotivos 90 minutos se había construido un pedazo más del Grange, se había agregado un bloque a su historia, fundada sólidamente en roca, (para que no se caiga, aunque llueva, haya inundaciones o arrecie el huracán), y se agregaba una tercera “pata” a la mesa de los personajes “monumentales” (como catalogó reverend Cooper a Mr. Scott) que fueron Jackson y Balfour. Una tercera pata representando al mismo espíritu fundacional, cuya presencia permanente para los alumnos, acompañada de un ánimo dispuesto a colaborar en todo lo que fuera necesario para el bien del colegio, contribuyó a delinear los contornos de nuestro querido Grange.
The Grange School cumplió 85 años en 2013, y ahora tiene 3 pilares que lo sostienen, firmemente asentados en la memoria colectiva de sus alumnos y ex alumnos".

Por mi parte creo que Mr. Scott debe estar sonriendo desde arriba al leer estas certeras y magníficas palabras de Álvaro Fisher, y por todo lo que transcurrió en ese inolvidable fin de semana pasado.

Y no porque le importaran para nada los homenajes a su persona, but:

FOR THE SAKE OF THE GRANGE !!!!!!!!!

Nuestras condolencias a Betty, Shannon, John, Michael, Peter, y familias, y a la Comunidad Grange toda, por la partida de este hombre Monumental.





1 comentario:

Shannon Scott dijo...

Thank you so much Terence for this wonderful tribute to my father. The last week has been quite difficult, but it certainly was made easier to get through by all the amazing ways in which my Dad was remembered by so many of the people he worked with or interacted with throughout his life...I got to hear about aspects of my father I never was aware of...He really dedicated his life to The Grange... After all the ceremonies were over, I realized that he was the last of the old guard...Now it is the job of the next generation to take on the challenge of keeping the school's spirit alive... Thank you!!!